y, más chicos y blancos, pasan juntos las horas.
Ahora que en su cama los besa el solecito.
Llora Alidé, Lamón al consolarla llora.
-Oh pequeña Alidé, di, ¿por qué lloras tanto?
-Oh Lamón, porque sé que estoy vieja y curvada,
siempre sentada envidio a mis nueras trabajando,
y si los nietos vienen, me encuentran tan helada!
Y no sé alimentarte como en tiempos floridos
ni fundir la morriña de días que nos dejan,
y quieres que te abrigue y los brazos me tiemblan
y me platicas cosas que han caïdo en olvido.
Lamón da un gran suspiro y le dice: -Oh mi vida,
mis pies son torpes, siento que se apagan mis luces,
te tengo cerca como la manzana escogida
que amarillenta y vieja aún tiene perfume.
A nuestro alrededor no cuidan la vejez:
el frio nos da miedo, la negra noche horror,
gritan hijos y nueras, nos hablan con brutez.
Qué importa el ir cayendo, si nos sigue el amor?
-Oh Lamón, porque sé que estoy vieja y curvada,
siempre sentada envidio a mis nueras trabajando,
y si los nietos vienen, me encuentran tan helada!
Y no sé alimentarte como en tiempos floridos
ni fundir la morriña de días que nos dejan,
y quieres que te abrigue y los brazos me tiemblan
y me platicas cosas que han caïdo en olvido.
Lamón da un gran suspiro y le dice: -Oh mi vida,
mis pies son torpes, siento que se apagan mis luces,
te tengo cerca como la manzana escogida
que amarillenta y vieja aún tiene perfume.
A nuestro alrededor no cuidan la vejez:
el frio nos da miedo, la negra noche horror,
gritan hijos y nueras, nos hablan con brutez.
Qué importa el ir cayendo, si nos sigue el amor?