Si no me fuera tan propio este cielo
y no gritara mi nombre este mar
perdido entre las rocas, con mi faz
trazando el temporal sobre su suelo;
si no albergara en su verdor el velo
de mi primera infancia este pinar;
si estas calles no fueran mi estar;
ni sus gentes mi ser; ni ella, el recuerdo;
el olvido podría negar, hoy,
en la distancia, el molde, la horma
en la que me forjé; negar mi hogar.
Todo yo fuí de aquí; todo yo estoy
aún entre las piedras que dan forma
a esta antigua ciudad nieta del mar.
Esclarir, per no dur a equívocs, que en aquest blog s'hi penjen, generalment, exercitacions de métrica o estil més que no pas poemes acabats i arrodonits. ¿Què millor per a algú que intenta escriure que compartir l'aprenentatge?
diumenge, 30 de desembre del 2012
dimarts, 25 de desembre del 2012
Distancia (Soneto de temática pseudo-renacentista)
Sólo. Buscando el deseo insaciable
entre el terroso océano de blancas
rocas y los nubarros azabaches,
perdí el viejo camino de las playas
entre las comisuras intrazables
del porvenir y me alejé del alba
marina -antaño meta incuestionable
de mi andar-, encerrándome en la nada
de un sueño ausente de sueño, lejano
de la vida y el cuerpo deseado;
en la escritura amarga de un amor
que solo vive siendo redactado,
quedé sólo, alejado, en el dolor,
de la geografía de tu voz.
entre el terroso océano de blancas
rocas y los nubarros azabaches,
perdí el viejo camino de las playas
entre las comisuras intrazables
del porvenir y me alejé del alba
marina -antaño meta incuestionable
de mi andar-, encerrándome en la nada
de un sueño ausente de sueño, lejano
de la vida y el cuerpo deseado;
en la escritura amarga de un amor
que solo vive siendo redactado,
quedé sólo, alejado, en el dolor,
de la geografía de tu voz.
diumenge, 23 de desembre del 2012
Facebook II
A Ander
Esta distancia que acorta el camino
al habla, nos permite afirmar
sin atender a ninguna otredad:
Sentados, dueños de nuestro destino,
vemos a los demás como lo mismo
que pensamos de ellos; nada más
que un mundo a nuestra medida, un lugar
donde poder modelar nuestro sino
con nuestro propio juicio, sin nadie
más que los que nosotros prejuzgamos
dándoles un papel en nuestro juego,
nuestro delirio, en la busqueda de alguien
detras del monitor. Y nos amamos
sin llegar a tocarnos nunca el cuerpo.
dissabte, 22 de desembre del 2012
Muerte en la gran ciudad
Tras el oscuro sillón se desliza
una sombra de vida ahogada
por la luz del cristal. Afuera clama
el bullicio, inerte, de la vía
que, en la abstracción, el flujo moviliza
de este vivir sin vida que nos traza
el beneficio de aquella esperanza
que cree que nuestro estar no finaliza.
Nadie atiende al suspiro que se emite
desde el inmóvil jadeo que indica
el apagarse de un pulso olvidado
al marchitarse la voz. Se resisten
los cuerpos a ser cosas sin vigilia
que conozca su estar. Todo ha acabado.
una sombra de vida ahogada
por la luz del cristal. Afuera clama
el bullicio, inerte, de la vía
que, en la abstracción, el flujo moviliza
de este vivir sin vida que nos traza
el beneficio de aquella esperanza
que cree que nuestro estar no finaliza.
Nadie atiende al suspiro que se emite
desde el inmóvil jadeo que indica
el apagarse de un pulso olvidado
al marchitarse la voz. Se resisten
los cuerpos a ser cosas sin vigilia
que conozca su estar. Todo ha acabado.
divendres, 21 de desembre del 2012
A Intimidad Romero
(http://intimidad.tumblr.com/)
Sumergirse en la eterea realidad
del ser escrito, con esa esperanza,
de hablar a la persona deseada,
negada en la presencia de su estar.
Verter al público tu intimidad
tratando de alcanzar la ausencia amada;
confesar desde esta semejanza
comunicada a todos por igual.
Leerse, así, creyendose leído
en la generación del espectáculo
del que uno mismo es espectador.
Devenir sólo un extra de lo descrito
por los oyentes de tu recitáculo.
Ser sólo pixels, mero narrador.
dimecres, 19 de desembre del 2012
Cuidar la herida
La sombra que te sigue desde entonces
es fruto de la herida que cruzó
tu persistir en el acto anterior
al desenlace que aún desconoces;
en el olvido del estar escondes
el recuerdo poblado de dolor
de aquel momento, ingenuo, de pasión
donde perdiste tu vida en la noche.
Y se alza sobre ti aquella sombra,
ocupando el lugar de tu amar,
coagulando la sangre de la herida
que invade el pensamiento que te nombra.
Solo otra herida la podrá curar,
en su unión. Fruto, al fin, de la vida.
es fruto de la herida que cruzó
tu persistir en el acto anterior
al desenlace que aún desconoces;
en el olvido del estar escondes
el recuerdo poblado de dolor
de aquel momento, ingenuo, de pasión
donde perdiste tu vida en la noche.
Y se alza sobre ti aquella sombra,
ocupando el lugar de tu amar,
coagulando la sangre de la herida
que invade el pensamiento que te nombra.
Solo otra herida la podrá curar,
en su unión. Fruto, al fin, de la vida.
dijous, 13 de desembre del 2012
Resistir
No hay salvación, amigo, no la hay;
seguiremos perdidos por ahora;
trazaremos caminos en la arborea
meseta en la que estamos. Nada más.
No haremos más que dar el material
al cartógrafo para hacer su obra:
fijar caminos para que no corran.
No hay salvación, aún, no la hay.
No hay salvación, hemano, mas tampoco
la habrá; no proponemos un final
feliz en el que todo se acabe,
sino seguir abriendo, seguir todos
abriéndonos camino y respirar
antes de que su pluma nos lo traze.
seguiremos perdidos por ahora;
trazaremos caminos en la arborea
meseta en la que estamos. Nada más.
No haremos más que dar el material
al cartógrafo para hacer su obra:
fijar caminos para que no corran.
No hay salvación, aún, no la hay.
No hay salvación, hemano, mas tampoco
la habrá; no proponemos un final
feliz en el que todo se acabe,
sino seguir abriendo, seguir todos
abriéndonos camino y respirar
antes de que su pluma nos lo traze.
Idilio
Perderse, lentamente, paso a paso,
por las calles que enredan nuestro cuerpo
y, sin temor, abrir via al recuerdo
que nos enlaza en el breve ocaso
de lo que fuimos antes de sabernos
ser la ciudad en la que nos estamos
conociendo, y dejar caer los dados
sin miedo a que al azar nos entreguemos;
a cada gesto sentirnos más vivos,
y a cada pronunciarnos, más cercanos;
sabernos al instante comprendidos
entre los juegos que no revelamos;
montar de nuevo el tablero, decirnos
otra ciudad; otra vez, reinventarnos.
por las calles que enredan nuestro cuerpo
y, sin temor, abrir via al recuerdo
que nos enlaza en el breve ocaso
de lo que fuimos antes de sabernos
ser la ciudad en la que nos estamos
conociendo, y dejar caer los dados
sin miedo a que al azar nos entreguemos;
a cada gesto sentirnos más vivos,
y a cada pronunciarnos, más cercanos;
sabernos al instante comprendidos
entre los juegos que no revelamos;
montar de nuevo el tablero, decirnos
otra ciudad; otra vez, reinventarnos.
dimecres, 12 de desembre del 2012
Soledad
Ahora, desde esta soledad
este cuerpo que soy y fuímos no
contempla otra posible claridad
que aquella que movió nuestro dolor
al quebrarnos, los dos, sin unidad
previa a romper. Claridad o temor
al nuevo día, a la corporeidad
nueva que nos está siendo a los dos
mientras se desliza sobre el arcén
el roto cuerpo de un gato hecho en dos.
Nos hemos separado, y nuestro cuerpo,
incompleto, se niega con desdén
la unidad que no puede ser. Pavor
de no saber cuando nos hallaremos.
este cuerpo que soy y fuímos no
contempla otra posible claridad
que aquella que movió nuestro dolor
al quebrarnos, los dos, sin unidad
previa a romper. Claridad o temor
al nuevo día, a la corporeidad
nueva que nos está siendo a los dos
mientras se desliza sobre el arcén
el roto cuerpo de un gato hecho en dos.
Nos hemos separado, y nuestro cuerpo,
incompleto, se niega con desdén
la unidad que no puede ser. Pavor
de no saber cuando nos hallaremos.
dilluns, 10 de desembre del 2012
Querer vivir
Si el espinazo no temblara bajo
el peso de las cajas que habitan
la humedad que almacena esta vida
que te vive por tan bajo salario;
si se recuperara el tiempo dado
con menos gasto y más tiempo o más días;
si no esperara la muerte escondida en
cualquier punto de tu vida, extraño
te sería el negarte a trabajar.
Pero la muerte acecha y este cuerpo
que te lleva se queja y no recobras
el tiempo que has vendido y en tu obrar
tan sólo hay un querer vivir, sediento
de amor, que no puede vender sus horas.
el peso de las cajas que habitan
la humedad que almacena esta vida
que te vive por tan bajo salario;
si se recuperara el tiempo dado
con menos gasto y más tiempo o más días;
si no esperara la muerte escondida en
cualquier punto de tu vida, extraño
te sería el negarte a trabajar.
Pero la muerte acecha y este cuerpo
que te lleva se queja y no recobras
el tiempo que has vendido y en tu obrar
tan sólo hay un querer vivir, sediento
de amor, que no puede vender sus horas.
Disentir lo mismo (esbozo)
El frío que recorre este cuerpo
que nos da forma, estremece cada
parte del cuerpo que no nos distancia
de un disentir que hemos hecho tan nuestro
como fue nuestro el lejano deseo
de ser lo mismo, los dos; y es negada
esa distancia que nos aunaba en
el disentir que nuestro nuevo cuerpo ha
recuperado. Y temblamos debajo
la algodonada piel que delimita
el transito de un organo al otro.
Y, en el alejamiento de entre ambos,
forja el deseo el calor que permita
nuestro ser unidad siendonos otro.
dimecres, 5 de desembre del 2012
El peligro II
¿Y si este mundo que habitamos fuera
sólo el mundo de un sádico y abstracto
ideal, productor de cualquier acto
o esperanza en pos de una vida buena?
¿Y si el futuro tan sólo sirviera
para atarnos de nuevo al juego dado
-cartas marcadas, trucados los dados-
donde se imposibilita la espera?
Nuestra esperanza sólo serviría
para satisfacerlo, y el absurdo
abandonarla, promesa, sin duda
de llegar a alcanzarla. ¿Hasta que punto
nos atrevemos a perder la vida
para vivirla? Esta es la pregunta.
sólo el mundo de un sádico y abstracto
ideal, productor de cualquier acto
o esperanza en pos de una vida buena?
¿Y si el futuro tan sólo sirviera
para atarnos de nuevo al juego dado
-cartas marcadas, trucados los dados-
donde se imposibilita la espera?
Nuestra esperanza sólo serviría
para satisfacerlo, y el absurdo
abandonarla, promesa, sin duda
de llegar a alcanzarla. ¿Hasta que punto
nos atrevemos a perder la vida
para vivirla? Esta es la pregunta.
dimarts, 4 de desembre del 2012
El peligro
La esperanza del otro es el deseo
del sádico. No el verlo sufrir,
gritar, llorar, sino el presentir
como espera vivir siguiendo el juego
que se le impone como único hueco
de salvación. Animarlo y decir:
"Al final del dolor podrás construir
tu vida, ayúdate de un proyecto
para poderlo soportar; decide
qué quieres ser cuando vuelvas a ser
libre otra vez. Supera este exceso
de estímulos impuestos; ¡sí!, ¡resiste!,
¡lucha!, ¡intenta escapar! Me gusta ver
tu vida manifiesta"... Ya está muerto.
del sádico. No el verlo sufrir,
gritar, llorar, sino el presentir
como espera vivir siguiendo el juego
que se le impone como único hueco
de salvación. Animarlo y decir:
"Al final del dolor podrás construir
tu vida, ayúdate de un proyecto
para poderlo soportar; decide
qué quieres ser cuando vuelvas a ser
libre otra vez. Supera este exceso
de estímulos impuestos; ¡sí!, ¡resiste!,
¡lucha!, ¡intenta escapar! Me gusta ver
tu vida manifiesta"... Ya está muerto.
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