dimecres, 19 de desembre del 2012

Cuidar la herida

La sombra que te sigue desde entonces
es fruto de la herida que cruzó
tu persistir en el acto anterior
al desenlace que aún desconoces;

en el olvido del estar escondes
el recuerdo poblado de dolor
de aquel momento, ingenuo, de pasión
donde perdiste tu vida en la noche.

Y se alza sobre ti aquella sombra,
ocupando el lugar de tu amar,
coagulando la sangre de la herida

que invade el pensamiento que te nombra.
Solo otra herida la podrá curar,
en su unión. Fruto, al fin, de la vida.

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