Si el espinazo no temblara bajo
el peso de las cajas que habitan
la humedad que almacena esta vida
que te vive por tan bajo salario;
si se recuperara el tiempo dado
con menos gasto y más tiempo o más días;
si no esperara la muerte escondida en
cualquier punto de tu vida, extraño
te sería el negarte a trabajar.
Pero la muerte acecha y este cuerpo
que te lleva se queja y no recobras
el tiempo que has vendido y en tu obrar
tan sólo hay un querer vivir, sediento
de amor, que no puede vender sus horas.
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