dimarts, 4 de desembre del 2012

El peligro

La esperanza del otro es el deseo
del sádico. No el verlo sufrir,
gritar, llorar, sino el presentir
como espera vivir siguiendo el juego

que se le impone como único hueco
de salvación. Animarlo y decir:
"Al final del dolor podrás construir
tu vida, ayúdate de un proyecto

para poderlo soportar; decide
qué quieres ser cuando vuelvas a ser
libre otra vez. Supera este exceso

de estímulos impuestos; ¡sí!, ¡resiste!,
¡lucha!, ¡intenta escapar! Me gusta ver
tu vida manifiesta"... Ya está muerto.

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