¡Abracémonos!... ¡Más! ¡Abracémonos más!
Que no sea el motivo de nüestra distancia
el ser algo distintos, ni nos de la constancia
más tiempo del debido; cambiar, ahora, ¡ya!
Cambiar ya en el abrazo, sin dejarnos dejar
ser el uno o el otro, intolerable estancia
de los cuerpos queriendo ser cüerpos, instancias
separadas, entre otras, por otra, al azar.
No la unidad de dos, ni el olvido de uno,
sino el cuerpo incontable -materia-, inestable;
bien indeterminables, nosotros, en los dos.
Ni el uno ni el otro o la unidad: un punto,
un instante, ¡el abrazo!, lejos de lo observable,
vivido, ¡sí!, vivido por los cuerpos que son.
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